This OneShot was writen in this week. I was ending the introducing for the FanFiction It’s gotta be Rock&Roll. It contains a tribute for the story ROCK MY LOVE, BABE . Then, the next idea knocked my head, we wrote a final -Something incredible in the interfics stuff- but didn't write the epilogues or anything... Well, if you read the story, this will be a kind of end for Emilie and James
Este OneShot lo escribí esta semana. Estaba terminando la introducción para el fanfiction It’s gotta be Rock&Roll y en ella hay un pequeño homenaje a la historia ROCK MY LOVE, BABE . Entonces se me vino a la cabeza que a pesar que le dimos un final –Cosa increíble para un interfic-, no hicimos un epílogo o algo… Bueno, si alguna vez han leído esta historia, este vendría a ser como un final para Emilie y James.
Emilie sintió como el brazo de su esposo la rodeaba los hombros y comenzaba a bajar como una araña hacia ciertas partes privadas, con un suspiro la chica le dirigió una mirada molesta, entornó los ojos rojizos de manera agresiva frunciendo el ceño al instante. James se rió y le dio un beso suave en la mejilla con el afán de calmarla sin embargo no retiró la mano; la franco japonesa cerró el puño que estaba apoyado en el gran mueble de color palo de rosa, tomó impulso antes de inclinarse ligeramente por la falta de apoyo pero el rubio evitó el inminente golpe tirándose a reír sobre el cuerpo de la chica, acto seguido atacó su cuello sin piedad con una multitud de besos mariposa. ¡Eso no era justo! Ella sólo quería que vieran juntos Binbo Danshi y ¿Qué hacía Miltner? ¡Lo tomaba como una invitación abierta para ponerle las manos encima! Golpeándolo con la mano del anillo el estadounidense por fin se alejó, claro está, visiblemente ofendido. La marca del diamante estaba en todo el centro de la frente del baterista de Lucky Strike, la castaña se rió cuando lo observó. Ahora fue el turno del chico para demostrarse molesto, quizás fallaría miserablemente en tan sólo unos minutos porque no podía resistir la risa de Emi sin tirársele encima… ¿En qué pensaba? James Miltner tenía dignidad aunque malograda en más de una ocasión.
-¿Qué es tan divertido?- preguntó molesto, sus dedos se dirigieron a masajear las zona donde la joya le había lastimado, sus dedos largos trazaron círculos perfectos alrededor de la herida, si Emilie hubiese presionado fuerte lo habría maltratado al punto de causarle un corte. Suspiró, su esposa tenía demasiada fuerza para su propio bien y estatura. James esperó ilusionado alguna disculpa pero la franco japonesa estaba concentrada en el programa, en la cara de Shun Oguri siendo más específico. Por primera vez se molestó con una pantalla de televisión- ¡Emilie!-
La chica continuó babeando sobre el estúpido personaje y un extraño escalofrío le recorrió por la espalda. Ella le había pedido el autógrafo de ese miserable cuando se enteró que LUST iba a participar del soundtrack de una serie donde él Oguri participaba, ¡Planeaba dejarlo por el actor!, trató de calmarse mientras Emilie cantaba una de las canciones de fondo, su voz estaba llena de alegría en cada nota alta que salí de su boca, parecía el canto de una golondrina. Pésima señal, Emi sólo cantaba con Black Mood y cuando hacían el amor. Sus sentidos se agudizaron cuando recordó la canción con la que lo había arrullado la noche anterior, una nana occidental, lo había tratado como si él fuera un niño al cual debían calmar. ¿Emilie ya no pensaba más en él como hombre? Un gruñido molesto le surgió desde la parte baja del pecho y sintió un fuerte vacío en el estómago. ¡Ahora se veía rebajado a la condición de un infante! Frunció el ceño maldiciendo en todos los idiomas que conocía a Oguri, con su cabello negro lustros, facciones como de niña… Dios sabría qué demonios estaría pensando Emi al querer meterse con ese idiota. Menos mal no la había llevado a la estúpida reunión de negocios donde el resto de los músicos de LUST se deshicieron en elogios hacia el actor, ¡Incluso Cynric! El corte comercial se hizo presente cuando sonó la propaganda de la marca de fideos favorita de James.
-Tu cara- dijo de la nada la voz suave y fina de Emilie, James la observó, tenía las mejillas sonrojadas, como una muñeca antigua, el estadounidense deseó ver su cabello de tono natural. Cuando le pedía que regresara al color rubio paja, Emi se limitaba a observarlo como si fuese un idiota, se alejaba unos pasos y de inmediato terminaba siendo atraída hacia él. El chico no preguntó más pero se puso tenso cuando ella se movió hasta su regazo, pasó las piernas por encima de las suyas mientras llevaba la cabeza hacia su pecho.- Tenías marcado el anillo sobre la frente- Sin más, llevó la boca hacia su frente señalando el lugar de la herida.
Como una invitación abierta, James tomó el control del televisor que se encontraba en la mesita de té donde él apoyaba los pies, el mando de color negro fue apretado para apagar la ruidosa invasión a la privacidad, Emilie siguió pegada a su cuerpo haciendo breves movimiento con la cabeza para atacar con los labios su cuello o su rostro. Sí, eso estaba mejor, sin embargo los celos punzaron nuevamente en la cabeza de Miltner, ¿A caso ella estaba pensando en el maldito actor cara bonita cuando lo besaba? La rodeó con los brazos y la empujó suavemente contra el sillón… Fue demasiado rudo, se mordió la lengua al observar la expresión asombrada de su joven esposa, cuando iba a hacer hasta lo imposible para disculparse ella ya se había levantado y se dirigía como bala hacia el dormitorio.
Bien hecho, pensó el estadounidense.
Corrió hacia su cuarto, como era una vieja costumbre de Emi el encerrarse cuando él le decía alguna estupidez; siempre llevaba a mano las llaves pero al tratar de abrir la habitación principal del pent-house se encontró con una barricada formada por las dos mesitas de noche, el tocador y una silla.
-Emi- dijo molesto, en realidad estaba más arrepentido pero no encontraba el tono adecuado para llamarla sin que lo mandara al diablo. Logró mover la trinchera lo suficiente para verla en la cama llorando, se había puesto un suéter suyo de color café, a pesar de la incómoda situación era sencillamente adorable como una niña que jugaba a ponerse la ropa de su padre, cualquier mal pensamiento se eliminó de su cabeza. Ella lo quería a pesar del estúpido actor- ¡Estaba celoso del tipo del dorama!- agregó y siguió empujando para ver si lograba entrar de una vez.
Los sollozos no pararon aumentando el sentido de culpa del estadounidense, parecía como un pajarito herido en medio de alguna tormenta, ¡Dios! Finalmente pudo hacerse el espacio suficiente para pasar, sin embargo terminó tropezándose con el cable de la lámpara y se golpeó contra uno de los bordes de la cama. Los hipidos se reemplazaron por una carcajada limpia, se lo merecía, se frotó la cabeza, abrió los ojos dándose el tiempo necesario para disfrutar de la expresión en la cara de su esposa, los ojos cerrados, el cabello bailando al ritmo de los movimientos de su cabeza. El pecho le subía y le bajaba, había bajado cualquier tipo de defensa, entonces se sentó a su lado en el gran colchó doble, la atrajo hacia sí con el brazo que no usaba para masajearse el cráneo, ella se puso rígida como una tabla aunque no se apartó. Buscó su cuello para ponerle un par de marcas encima a pesar que las de la noche anterior aún seguían intactas, sí, James Miltner era un loco posesivo cuando se trataba de la mujer en sus brazos, lo suficiente para ponerse celoso de un actor al cual su esposa sólo conocía por medio de la televisión y la internet.
-Idiota- le murmuró bajito pero sintió el suave roce de sus labios sobre la coronilla de su cabeza, eso se sintió como un roce maternal ¿Qué le estaba pasando a Emi? De repente se puso derecho y fijó su vista en el cuerpo pequeño de su esposa sonriendo. Ella lo miró perpleja, sin entender de qué se trataba, ¡Ella no se había dado cuenta! Perfecto, no le quitaría a dulce experiencia de enterarse por la boca de un doctor, a veces sentía que él era la chica de la relación, ante ese pensamiento se rió- ¿Qué te causa gracia, J?-
-Tu cara- repitió a propósito la respuesta que ella le formuló, sin embargo no le agregó mayor complemento a parte del beso tierno que depositó sobre su nariz. Sus ojos de color rojizo indagaron sobre sí y él se encogió de hombros, sus labios buscaron los suyos persuadiéndola de no pensar más.
Ya se ocuparía durante los siguientes meses de los reproches que le daría cuando le dijera “Yo ya lo sabía”.
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Well, i forgot tell you about something: It has Copyright in my country. My work, my rules.
Bien, creo que olvidé algo: Tiene derechos de autor de mi país. Mi trabajo, mis reglas.
Hugs for everyone!
Abrazos para todos!
